lunes, 20 de abril de 2009

Delfos o Apolo

Desde el pequeño puerto de Itea se accede a las montañas nevadas del monte Parnaso por un camino que serpentea atravesando campos llenos de viejos olivos. No se entiende bien porque ese serpenteo del camino en un territorio plano como este, quizás sea en recuerdo de la serpiente Pitón que fue muerta por Apolo en este lugar.

Cuenta el mito que Apolo, después de matar a la serpiente Pitón, para purificarse de la mancha que eso significaba, se desterró voluntariamente en el valle del Temple en Tesalia. Una vez purificado regresó a Delfos ciñendo en sus sienes una diadema de laureles sagrados.

Para celebrar este evento se organizaba una fiesta en Delfos cada nueve años que se llamaba la “Septeria”. esa celebración terminaba con una peregrinación serpenteando el camino hasta el templo de Apolo en Delfos.

Delfos se llama así en honor al dios Apolo que se metamorfoseó en delfín cuando fue a buscar sacerdotes para su templo. Se lanzó al agua y se colocó delante de una embarcación llena de reyes y nobles griegos, saltó a bordo, inutilizó los remos y se los llevó hasta la bahía del golfo de Corinto. Una vez allí adoptó de nuevo su forma humana y les dijo:

“Ninguno de vosotros regresará en adelante a su amada ciudad. No volveréis a ver jamás vuestros suntuosos palacios ni vuestras esposas, sino que permaneceréis aquí guardando mi templo.” Y así este lugar vino a llamarse Delfos.
















Para llegar a Delfos, viniendo del mar, hay que atravesar por un paisaje lleno de olivares, árboles centenarios, que digo centenarios, milenarios.
El entorno de Delfos está compuesto por montañas de roca caliza que dejan ver sus huesos blancos, anaranjados o grises acompañados de esbeltos cipreses que apuntan al cielo.
Roca caliza, peñascos enormes, peñas como balcones, plataformas para mirar en el cielo, y el vuelo de las aves y extraer conclusiones sobre sus vuelos, tal como hacemos los de Sirventa cuando subimos la cuesta roja: ¡Que pasa un conejo! Visita inesperada. ¡Que vuelan dos tórtolas! Visita de enamorados. !que vuelan gorriones¡ Visita de domingueros. Y así cada animalito que se cruza el camino de la cuesta roja, nos informa de qué novedad nos vamos en encontrar al llegar arriba. La llamamos la cuesta de los augurios.

Cuentan que en Delfos vivía un hombre que observando el vuelo de las aves realizaba pronósticos sobre el tiempo y el devenir de los humanos, este personaje fue le inventor de la ornitomancia y se llamaba Parnaso. Luego le pusieron su nombre al monte que hay detrás y que hoy día es una estación de esquí donde viene la gente “chic” y rica de Grecia a pasas sus vacaciones blancas.
En Delfos había otro personaje que acabó llamándose Delfos, seguramente se trató de una saga de personajes que realizaban augurios o pronósticos analizando las entrañas de los animales sacrificados, practicaban el arte adivinatorio de la esplacnomancia.
Además, había otros personajes que se dedicaban al arte de la adivinación, haciendo pronósticos o augurando lo que fuera: Amphictyon, que se dedicaba adivinar a través de la oniromancia, es decir interpretaba los sueños. Otro sacerdote del lugar predecía el porvenir a través de la llamas del fuego del sacrificio.
También estaban la Tries que eran unas ninfas proféticas que desarrollaban su actividad usando una vasijas de cuero con piedrecillas como los “trileros” de hoy, le llamaban la cleromancia. De tal manera que hace tres mil años, en Delfos, se practicaban todas las modalidades de adivinación, pero la que le dio mayor prestigio, la que le otorgó la fama que aún conserva fue el Oráculo de Delfos.

Las famosa Phytie, Sybila o Pitonisa era la mujer encargada del trasmitir el mensaje profético del Oráculo. Siempre se trataba de una mujer mayor de 50 años que se vestía con ropas de mujer joven para significar la pureza de su vida. Era una mujer de familia simple que no se diferenciaba de las demás hasta que Apolo le otorgaba el don.


No sabemos de qué manera entraba en trance, sólo sabemos que se encaramaba encima de la roca que hay la lado del templo de Apolo y, probablemente ayudada por los vapores telúricos que emergían del fondo de la tierra, las hojas que masticaba durante la ceremonia o el agua que bebía, el caso es que la Phytie entraba en trance y a través de ella se manifestaba el mismísimo dios Apolo.

Pero la cuando la Phytie se expresaba en estado de trance, hablaba de una manera confusa, extraña, oscura y difícil de comprender, por eso era necesario una interpretación complementaria, para ello estaban los profetas que a su vez eran los sacerdotes del templo de Apolo y se encargaban de escribir en sextinas el mensaje de la pitonisa.
La pitonisa del Oráculo de Delfos celebraba su ceremonia el séptimo día de cada mes, excepto los tres meses de invierno, en total nueve veces al año. Pero no siempre había celebración. Antes de hacer subir a la roca a la pitonisa tenían que sacrificar una cabra delante del altar, se la rociaba con agua fría antes del sacrificio, si la cabra temblaba todo el cuerpo, significaba que el dios aceptaba el sacrificio y si la cabra no temblaba, se suspendía la ceremonia

Una vez sacrificada la cabra se hacia saber que ese día si habría oráculo y entonces acudía todo el mundo al lugar. Los peregrinos venían de toda Grecia y de otros lugares del mundo antiguo, subían hasta la portada del templo de Apolo con ganado para sacrificar y llevaban sus preguntas preparadas para entregar a los profetas quieres eran lo encargados de hacer las preguntas al dios Apolo y entregar las respuestas escritas en sextinas.

La última profecía del oráculo de Delfos auguraba su propio fin. El último emperador romano envió a Oribase a preguntar a la Pitonisa que le dijera su última predicción.

La sextina de la traducción del profeta decía:


“Vaya y dígale al emperador que
El bello edificio caerá a tierra
Apolo ya no tiene más cabida
Ni laurel profético
La fuente se ha cegado
Y el agua que brotaba se ha muerto.”

1 comentario:

  1. Tito
    Tienes el don de transportarnos a través de tu mirada a vivir tus viajes. Esos lugares mágicos llenos de historia y recuerdos del pasado que en algún momento anhelamos llegar a ellos.
    Un fuerte abrazo, felicidades.
    Dinorah

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